Marco Aurelio sabiamente una vez dijo “Si no quieres frustrar tus deseos, puedes hacerlo: desea sólo lo que depende de ti.” En nuestro camino de crecimiento personal, muchas veces intentamos cambiar lo que simplemente es, no hacemos la primera tarea para entrar en un proceso de cambio y es aceptar la realidad, aceptar que el pasado es eso pasado lo único que nos deja son lecciones, aprendizajes a veces duros pero aprendizajes,  por lo que vivir atado a  él nos puede traer continuo dolor de cosas que son un hecho y que no podemos ya cambiar porque el tiempo no puede volver atrás. Por otra parte Nos resistimos a los procesos del presente, a las pausas que nos calman la mente y el espíritu necesarias para tomar decisiones pensadas y tranquilas, sobre todo en los tiempos más oscuros, tormentosos o de pérdida, a los finales necesarios porque a veces debemos cortar y cerrar ciclos para poder encontrar las transformaciones de vida que nos traen nuevas oportunidades de vida.

Pero la naturaleza de las cosas es fluir, cambiar y transformarse. Nada en la vida permanece igual, y esa impermanencia no es un castigo: es la forma en que el universo nos invita a evolucionar, vivir el presente pero sobre todo tomar acción en él ahora es la clave para construir el futuro que deseamos y nos permite visualizar un futuro no con angustia sino como metas por las que trabajamos cada día para hacerlas realidad.

Gestionar el ritmo de nuestra vida

Así como las estaciones cambian, nosotros también transitamos ciclos, especialmente cuando sentimos que hemos fracasado, estamos enfermos, no tenemos motivación, nos sentimos perdidos, son en esos momentos “oscuros” donde tenemos la necesidad de hacer preguntas para encontrar respuestas, y ahí nos debemos dar cuenta que esos momentos de reflexión y silencio son la antesala a los tiempos de expansión, donde nos trazamos propósitos, visionamos nuevas metas, pero sobre todo necesitamos confiar en el proceso.

Aceptar la naturaleza de las cosas es permitir que la vida se exprese a través de nosotros, sin resistencia. Es comprender que cada experiencia —por difícil que parezca— trae consigo una enseñanza que nos acerca más a nuestra verdadera esencia, pero sobre todo que con método y técnica es posible cambiar y alcanzar lo que nos proponemos.

La naturaleza de las cosas: Soltar

“Aprender a soltar” es una de las lecciones más profundas y transformadoras, después de la aceptación. No se trata solo de dejar ir personas o situaciones, sino de liberar el apego al control, a expectativas, a versiones del pasado o incluso a ideas sobre quién deberíamos ser. Esto nos permite tomar nuevos rumbos, tener nuevos sueños y metas pero sobre todo ver posibilidades.

Algunos tips para que tengas en cuenta:

  • Aceptar que no tienes el control de todo, a final sólo eres responsable de ti mismo
  • Practicar el desapego, no es indiferencia
  • Despeja espacio en la mente, el corazón y el espíritu para lo nuevo
  • Toma una pequeña acción transformadora cada día y conviértela en un hábito
  • Establece un proceso y confía en el

Vivir desde la consciencia

La naturaleza de las cosas nos enseña a vivir desde el yo, a entender que primero que todo somos responsables de nosotros mismos y es el compromiso que más importa. No aferrarnos a lo que fue, ni obsesionarnos con lo que vendrá, nos permite estar en el presente, a ver la belleza del ahora, la fuerza de las pequeñas acciones del hoy y la sabiduría en el cambio que lo anterior genera.

Desarrollar consciencia es aprender a observar sin juzgar, a amar sin poseer y a crecer sin forzar.

Es reconocer que, en esencia, somos parte de un mismo flujo: la vida misma.

Reflexión final

La naturaleza de las cosas no necesita ser comprendida, solo vivida. Cuando dejas de luchar contra lo que es, la vida se vuelve más ligera, más auténtica, más tú.

Al final….

  • Confía en tu proceso.
  • Todo tiene su tiempo, su ritmo, su razón.
  • Y cada cosa, en su momento, encuentra su lugar.